30 de diciembre de 2008

Segunda Parte

30 de diciembre de 2008

La mañana siguiente pase por lo de don Pepe.

- Bueno finalmente aquí estoy, vengo por mi caballero templario.-
- Jajajaja… Perdone pero me causa gracia su expresión. Discúlpeme un instante que me suena el teléfono, ya estoy con usted.

En el tiempo que don Pepe hablaba yo me dedique a ver la tienda. Polvorienta como siempre y con poca luz, sólo le llegaba lo que los vidrio del frente le permitían y solamente en verano. Entre pinturas y estatuillas antiguas, entre lámparas y muebles puedo levantar la vista y ver el cielo raso lleno de arañas de diferentes estilos, algunas ya restauradas. Eso me causo gracias.
Pienso que en un anticuario uno encuentra distintos materiales para alimentar la nostalgia, hasta revistas viejas .Supongo que las antiguas residencias son las que alimentan a estos comercios, cuando los familiares de quienes habitaron esos hogares en el siglo pasado, pasan a dividir posesiones y pertenencias. De alguna manera allí empieza la oferta y la demanda.
Nunca falta la presencia de los cuadros enmarcados y el sentirse perseguida por alguna mirada de un retrato colgado de vaya a saber quien. Será por eso que me detuve frente a uno que no miraba a nadie y así ver yo su perfil. En esos momentos regresó don Pepe.

-¿Parece estar usted embelezada con ese dibujo? Veo que no le quita los ojos. ¿Sabe quien es?-
- No, no tengo ni idea de quien puede ser. Usted sabe que no conozco nada de arte y mucho menos de pinturas.-
- Le diré, se llamaba "Antiquarius" era el sobrenombre de Ciriaco de Ancona que se supone fue el primer indagador de la antigüedad que tuvo la percepción o sagacidad y la conciencia de que los monumentos antiguos debían ser preservados. Fue un criterio muy respetable, también por los humanistas y eruditos de los siglos XVI y XVII para designar al individuo que sentía la "pasión por el mundo clásico y por sus antigüedades". Pero como ya sabrá en la actualidad todo se transformó en un medio de cambio.
Un ejemplo sería… Yo le compro por bajo precio y lo vendo por mayor y más antiguo todavía de lo que es, en algunos casos. No será el mío, pero de esos abunda por todos lados.
¿Bueno, que la había traído por aquí? –
Vine por el caballero templario que veo no lo tiene más. ¿Qué pasó? ¿Lo vendió? –
No tranquila mujer, lo retiré del escaparate porque nadie preguntaba por el. Ya se lo traigo. –
- Dígame don Pepe. ¿Como llegó la estatuilla a sus manos? –
- La trajo una mujer muy vieja. Bueno… No se si era muy vieja o si estaba muy avejentada. Casi no se le entendía lo que decía divagaba en su hablar. Solo se que quería venderla. Me contó algunas cosas que ya no recuerdo bien, de esto hace 5 años. Yo no la exhibía porque estaba arrumbada en los estantes del fondo. Usted sabe como es esto de tener cosas viejas y bien guardadas, es como los libros, uno no sabe que los tiene hasta que un día por error lo encuentra. Eso me pasó a mí con ella. –
- Bueno hoy me la llevo, aquí esta el pago, dígame si esta bien.-
- Claro que si mujer, está bien. “Lo que falta no sobra y lo que sobra no le falta a este trato.”

Fue así como me la llevé esa mañana, estuvo conmigo en la biblioteca en mi box de vestuario y luego la llevé a casa, solo por unos días quedó en la entrada.
Tardes después llamé a María y le dije que aceptaba su propuesta de alquilarle la casa. Ella fue muy concreta y me sito en un bar.

- Mira la casa está en Ripoll y no dice mucho, es pequeña pero es muy cómoda. Era de mis abuelos, ellos vivieron allí hasta que murieron. Luego mi madre la restauró para venderla aunque nunca encontramos comprador, entonces se la alquilo a una mujer que después de mucho vivir en ella se fue de la noche a la mañana sin decir a donde.-
- ¿Por qué no la vendió? –
- Porque es una casa que si tú no tienes coche, no puedes desplazarte a diario. No está en el centro del pueblo más bien en las afueras. Aunque es de fácil acceso, esta bien comunicada con las autovías y las carreteras laterales.
Pero ya sabes como es la gente, pretenden que todo este en el medio del pueblo.-
- Si es verdad. ¿Dime que comodidades tiene?-
- Tiene dos plantas. En la parte de abajo esta la cocina que mira al parque, un baño y un escritorio muy grande, desde donde se ve la entrada y los árboles.
- ¿Tiene muchos árboles? - ¿Son frutales? –
- No, son álamos que plantó mi abuelo y el parque no es tan grande, lo que sucede es que da a la montaña y eso lo hace grande. En la parte de arriba hay dos habitaciones y otro baño, este último fue parte de la remodelación que te mencioné. Si quieres podemos ir a verla el sábado por la mañana.-
- No puedo por la mañana, tendría que ser por la tarde, hay una actividad que se realiza los sábados, pero cuando salgo de la biblioteca no tendría problema -
- Tienes razón, me olvidaba. Dime algo ¿No te parece aburrida la vida trabajando en una biblioteca? –
- No para nada, al contrario. La investigación es algo que siempre me gustó y veo como la gente estudia e investiga. No te creas que solo los chicos lo hacen, por el contrario la gente mayor es la más concurrente.-
- ¡Hum...! No se la verdad no me convence, para mi es como que todo se ve viejo en una biblioteca.-
- Jaja, me río porque tú tienes esa creencia debido a que se supone que siempre todos los libros viejos van a una biblioteca, en la actualidad hay una parte y una parte. Los más viejos y los no tan nuevos…jaja. Las bibliotecas han cambiado su mirar al mundo, hoy son remodeladas con diseños más luminosos y más actuales, para atraer a la gente. Ya pasó la época de la biblioteca oscura, vieja, donde había más polvo que libros.-
- Si creo que tienes razón. Bueno se me hace tarde Carmen, te paso a buscar el sábado por aquí mismo. ¿A que hora te viene bien?-
- A las dos de la tarde es una hora cómoda.-
- Hasta entonces María.-

Durante la semana quise hablar con Marcos, pero era imposible cada vez la situación se ponía peor entre los dos. Siempre salían a relucir las mismas facturas, que yo trabajo mucho, que el no trabaja, que hay que pagar las cosas, que busque otro trabajo más… Siempre la misma cantinela.
Así fue como llegó el sábado y nos encontramos con María y fuimos hasta la casa.
- Olvidé decirte que hay dos perros grandes que por cierto no sabemos de quien son, pero son todo cariño, ya los verás.

En verdad lo eran, no hacían más que saltar de alegría al vernos llegar. Uno de ellos era un labrador y el otro… Bueno el otro no tenía raza.
La casa más que vieja era antigua. En su decoración la madera marcaba una presencia fuerte en ella. María tenía razón, era muy cómoda, me gustaba y la tomaría rentada. La recorrimos toda, desde la puerta de entrada hasta los detalles de las habitaciones. Nos quedamos un momento en el parque mientras comentábamos hechos de sus abuelos. Pero algo me llamó la atención.

- ¿Puede ser que se escuche ruido de agua? –
- Si claro que si, si quieres vamos a ver el río, no esta muy lejos. Es muy lindo -
- Vayamos, me gusta la idea ¿Qué río es? –
- Es el río Freser. Mi abuela me contaba siempre sobre su recorrido… Era como mi lección de geografía y de matemáticas los fines de semana –
- De geografía puedo entenderlo pero… ¿De matemáticas? ¿Que te decía? –
- Primero que era un río de la provincia de Gerona, lo que no era novedad. Me contaba que nacía en el Pirineo, en Puig de Bastinemts a una altura de 2780 metros y que tenía una extensión de treinta kilómetros de largo. La clase de matemáticas empezaba cuando muy sutilmente ella hacia una ligera comparación de las escalas métricas -
- No te puedo creer –
- Mi abuela se preguntaba y sola se respondía. “¿Cuántos metros hay en 30 Km? ¿Cuántos metros, milímetros y cuantas millas?” Te imaginas que sea la edad que sea, uno tiene que tener muy frescas las escalas en la cabeza, lo cual no solo no las tenía yo en esa época, sino que como adolescente ya me había aburrido todo cuanto me contara. Las cosas cambiaron cuando ella murió. Es el día de hoy que me acuerdo de cada respuesta. “En 30km. hay 30 mil metros, 30 millones de milímetros y casi 18 millas” –
- ¿Qué más sabes del río?-
- Pues nada más que eso. ¡Ah! Me olvidaba, que es un afluente del río Ter.
- Jajaja, me río porque todos tenemos recuerdos de los abuelos, pero la tuya era genial –
- ¿Genial? Terrible diría yo. Era toda una maestra sin serlo –
- Dime ¿Qué sabes de la biblioteca del pueblo?-
- Nada, solo que aquí se llama “Centre de Lectura del Freser” No creas que es muy grande, no tiene comparación con la biblioteca donde trabajas –
- Me lo imagino –
-¿Cómo harás ahora para trabajar? No podrás viajar a diario hasta Barcelona –
- Es verdad, pero tomar estas vacaciones atrasadas me servirá para buscar algo relacionado al tema –
- Aquí no hay mucho para elegir. Puedes ir cuando te mudes a la calle Mayor, donde esta el centro y averiguar –
-Si de hecho lo haré –


La conversación y la caminata fueron muy saludables. Era un lugar solitario y tranquilo lo que sin dudas necesitaba para calmar tantas tormentas. Mientras recorría la casa pensé que tomarme unas vacaciones no me vendría mal, hacía dos años que no disfrutaba de ellas. Por tanto así fue como tome la decisión de mudarme.
Maria llevó una carpeta en el que estaba el contrato de alquiler, saco un bolígrafo que firmamos de mutuo acuerdo las dos y volvimos a la ciudad pero yo, ya empezaría a gestar una vacaciones.
Esa misma tarde me invitó a una cena entre amigas en un casal de la zona, de modo que llegue a casa, me duche, me vestí mejor que la vez anterior y me fui a la cena.
Eran 10 mujeres en total incluyéndonos, no se celebraba nada era una reunión como otras. Fue increíble compartir opiniones y consejos, no podían faltar las legendas de pueblo o las historias, ya que todas veníamos de uno diferente. El relato mas comentado fue la de un militar… De la guardia de no se donde, porque este tema ya se había hablado en reuniones anteriores y todas estaban muy enteradas. Es más una estaba muy enfatizada con él ya que era de su pueblo, de Peralada. No hay duda que un alo de misterio me encerró ya que yo no conocía a nadie en esa reunión y me parecía mentira ver tantas mujeres juntas hablando de una historia ya pasada. Entre palabra y palabra me fui dando cuenta de los detalles y de su nombre.
Este tipo de reunión la hacían una vez al mes, entre amigas, como una costumbre que de años venía sucediéndose. Según tuve entendido, algunas ya no venían más y otras se fueron sumando de la misma forma que hoy lo hago yo.
Era un nivel interesante de personas, ninguna de ellas aparentaba ser una mujer sin cultura. Por el contrario, entre comentarios y comentarios de sus viajes, todas habían tenido medianamente la posibilidad de ver el mundo desde distintos ángulos.
Las acotaciones históricas del personaje en cuestión, hizo que mi curiosidad se despertara, por lo cual al día siguiente consulté en la biblioteca, para saber bien quien era. La historia de este hombre me robó por sus hazañas y sus relatos concretos lejos de toda carga retórica. Una crónica muy difícil, escrita en catalán antiguo, lo que no era fácil traducir. Una y otra vez, cada vez más, sin saber pero sabiendo, ingresaba yo en esa historia. Supe en pocos días que había dejado de ser un comentario y nada más, era una intriga por descubrir.
Las tardes empezaban a ser mías, si bien aun vivía en Barcelona junto con Marcos, ya estaba haciendo mis maletas para irme de esa casa.

16 de diciembre de 2008

Primera Parte

Me llamo Carmen Jiménez, tengo 35 años y soy una mujer como cualquier otra. No tengo nada en esta vida que valga la pena destacar. Una persona más como tantas en este mundo. Con una infancia simple y llena de cariño por parte de mis padres.
Una vieja masía fue mi hogar. Mi padre era un payes propiamente dicho. Hoy lo llamarían un empresario agrícola, pero la realidad esta en la tierra y el cuidado que el siempre propicio a su labor.
El recuerdo por tradición fue siempre el criadero de pollos de payes.
Mi madre tenía una mano increíble para cocinar. Su comida predilecta para agasajar a un invitado era el pollo se payes que papá criaba. Hacerlo era como una ceremonia. Elegía con toda disciplina al animal que iba a ser nuestra comida. La receta culinaria de mamá viene de antes de que yo naciera, pero eso no es lo importante ahora...
Me casé a los 24 años y me fui a vivir a Barcelona. Ambos vivíamos en las afueras, él trabajaba de comercial para una firma muy conocida. Yo en cambio después de terminar el instituto entre a trabajar como consultora de la biblioteca del pueblo y allí me quedé. Siempre me atrapo este trabajo.
El primer año de matrimonio fue realmente una delicia, estábamos enamorados.
Con el tiempo sacamos una hipoteca y nos compramos un piso, que por cierto aun pagamos.
Podría enmarcar como una pesadilla cuando empezamos a buscar un hijo. Descubrimos que yo era estéril, él nunca pudo aceptar la situación y esto hizo que nuestra relación matrimonial empezara su camino al fracaso, también se sumó el cierre de la empresa donde trabajaba y se quedó sin empleo.
Marcos tenía 10 años más que yo y sin lugar a dudas con esa edad no lo aceptaban en ningún lado.
Hice el traspaso de la biblioteca donde vivía de soltera. Pero no era lo mismo vivir en un pueblo apartado de la capital a estar en ella.
Yo nací en Olot, un municipio de Cataluña, situado en la provincia de Gerona, capital de la comarca de la Garroxa que es muy conocida por sus espacios verdes y naturales. Todo este conjunto se encuentra ubicado en el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garroxa. Esta inviolada vida llena de naturaleza viva, con árboles como las hayas que se visten de colores indefinidos en el otoño y reverdecientes en el verano, quedaron muy lejos de mi cuando me fui a vivir a la ciudad.
Tome el cargo de auxiliar de bibliotecaria en el turno de 8:00 de la mañana hasta las 13:30hs. Así empezaron mis días. Pasaba siempre por mismo sitio. Iba y venia entre las personas.
Llegaba a casa y sabía que me esperaba hacer la cena cumpliendo los requisitos estrictos de él. Dejar de ser un placer para convertirse en una carga absoluta.
Si él no ambicionaba nada de la noche a la mañana ya no era mi problema. Yo quería otras cosas.

Deseaba verter en las hojas de un ordenador las cartas para las amigas, aquellas que dejé lejos hace años en otro pueblo, mirar un poco de televisión y dormir, ya que el día siguiente era igual al de hoy. Ya había perdido la noción de tener una pareja o un hombre que se diera cuenta que yo también estaba incluida en el paquete de vivir juntos “hasta que la muerte nos separe”.
Solo eso me esperaba, me desgastaba el trabajo de la biblioteca y también estaba agobiada del tipo de marido que tenía; me lo encontraba siempre en el bar o en sofá de casa mirando televisión. Realmente los dos no queríamos seguir adelante, pero ninguno se animaba a plantearlo. Marcos ya no era la misma persona con la que me había casado y a decir verdad yo tampoco lo era.
A él le gustaba cocinar, cada tanto me sorprendía con algo inesperado. Nunca espero mi llegada del trabajo para preguntar. ¿Qué comemos hoy?
Pero esa conducta se diluyó con el tiempo, ya no cocinaba por mi y cuando lo hacía se transformaba en una factura de reclamo. Decía amarme y respetarme, pero ese concepto no llegaba al interior de mí ser, me parecía más una frase hecha que un hecho demostrable.
Muy despacio salí de una depresión que robó años de mi vida, sabiendo que no iba a tener un hijo, cuando en verdad era algo que deseaba con todo mi ser.
Me volví más obsesiva que antes con la limpieza, el orden. Los horarios pasaron a ser un cronometro diario.
Volver a ser quien era no fue fácil y aun así nunca mas fui la mima. Las personas cambiamos día a día porque los hechos y las situaciones nos obligan, eso nos hace evolucionar o involucionar en nuestra persona. Aceptar ese crecimiento nos avanza en el mañana, desde nuestra expresión hasta nuestra vestidura, sin hablar detenidamente de nuestro comportamiento.
La no aceptación de ese cambio nos eterniza en una avidez perdida de la vida misma. Porque…. ¿Que es la vida sin una ambición? Nada.
Tres años fueron suficientes para perder amigos, sentimientos, apego a mi casa de soltera y con ella todos los arraigos que constituyeron una vida. Pasaba los días buscando algo que seguramente no existía, pero que alguna vez tuve… Papá y mamá murieron de viejos, casi juntos a diferencia de un año uno del otro.
No tenia hermanos, fui hija única y mimada por doquier. Así también pesaron mis soledades y mis angustias. La casa de mis padres quedó en el olvido. Cerrada y sin recibir ni siquiera una visita.
Pero no tomé conciencia de que me había quedado sola, hasta que todo cambio.
Aun recuerdo mis libros de historia en casa de mis padres donde todo quedó abandonado, por momentos, me consolaba trabajar en una biblioteca. Todo esto no resolvía mi vivir y los días no eran mejores por eso. Las peleas en casa se acentuaban cada vez más. Las vidrieras me tenían harta con sus precios y rebajas de época. Era siempre más de lo mismo. Recuerdo que me molestaba que me hablen en la peluquería, donde una vez a la semana mi cita era religiosa.



-Buenos días don Pepe. ¿Como se encuentra hoy? ¿Cómo lo trata esta ciudad? ¿Usted que cree lloverá o no lloverá? –
-La verdad Carmen que no se decirle. Hoy estoy mejor del constipado pero peor de las piernas y los juanetes me dicen que habrá chubascos, ya con eso se imagina como me irá hoy. –
- Creo que tiene razón, hoy lloverá seguro, por eso me llevó el paraguas. Dígame una cosa don Pepe ¿Le trajeron alguna pintura nueva? En el trabajo hay una mujer de esas que no saben en que poner su dinero y anda buscando una pintura diferente. Le recomendé una búsqueda orientada por alguien que entendiera del tema y pensé en usted pero primero quería hablarlo.-
-Gracias, una venta no viene mal en estos días. Si tiene dos minutos le muestro algunas pinturas... –
-Veamos, en vez de tomar el café en la cafetería de siempre lo haré con usted, veo que su cafetera esta caliente. ¿Qué le parece? –
- Buena idea mientras miramos lo que tengo.-

Era casi todo lo que me faltaba para no sentirme mal. Un anticuario de barrio justo al salir de mi casa. Lo único agradable era su dueño, don Pepe.
Las láminas de pinturas pasaban ante mis ojos como si entendiera, el viejito me las detallaba con suma paciencia. Era lógico había que vender algo, que seguramente no era tan fácil. Allí encontré el trabajo de una pintora que creí que me gustaba por su colorido y su manejo de lo abstracto. Pero la verdad, después de unos instantes, para mi todo era igual tan igual como los días de mi vida. Así fue como quedé en mandarle a la mujer que buscaba algo diferente. Al salir de su tienda me llamó la atención la estatuilla de un caballero templario que tenía en su escaparate, desde entonces todos los días la miraba. Al llegar de la biblioteca y al irme por las mañanas.
Algunas veces don Pepe no abría, porque no estaba bien de salud. No era un hombre grande, pero tampoco un joven. Una mañana después de haber descubierto la estatuilla, me animé a preguntar por su valor, parecía un objeto de valor.

- Otra vez por aquí Carmen, hace unos días que no la veo.-
- Es verdad estuve con mucha faena en la biblioteca y llego muy cansada.-
- Apropósito de eso, quería agradecer la clienta. Una señora muy fina y delicada pasó a ver las pinturas y se llevó unas cuantas.-
- Me alegro por usted don Pepe.-
- ¿Me parece a mi o usted vino por algo en especial? La veo indecisa ¿Me equivoco? –
- No en realidad no se equivoca, vine porque quiero saber cuanto vale la estatuilla del caballero templario que tiene en el escaparate.-
- Hummm.… No es cara, pero es buena. Es de marfil y la base es de bronce. ¿Qué le llamó la atención de ella? –
- Realmente no lo se, será que hace tiempo no me compro algo que valga la pena tener en casa, además tengo un lugar libre en el mueble de la entrada y supongo que allí quedará bien.-
-Es inútil todo es cuestión de gustos, yo no tendría a este caballero templario en la puerta de casa.-
-¿Porque no? –
- No es muy importante que se diga en su valoración, lo que hace que no impactaría en una entrada, es más pienso que nadie le daría importancia, buscaría un lugar que lo ayude a verse. Pero es solo mi opinión.-
-Puede que tenga razón, pero ya le destiné ese lugar, claro, si es que lo puedo comprar…jajaja.-
- No es caro, sale la mitad de su sueldo de bibliotecaria. –
- ¿Y usted como sabe cuanto gano yo? –
- Es muy simple, mi hija tenía el puesto antes de que usted viniera.-
-¿Porque lo dejó? –
- Por su enfermedad y otras mentas mas que siempre se suman a nivel familiar. Haga usted lo siguiente, si me permite, cuando tenga ya dispuesta la compra venga que lo hablamos, no habrá problema con usted Carmen.-

Pasaron dos meses hasta que tome la decisión final de comprarlo. La economía en casa estaba muy mal. Solo contaba con el ingreso de la biblioteca y nada más, Marcos había decidido que su año sabático durara ya tres años.
Estas cosas estaban haciendo límite con la realidad y nos estábamos planteando tomarnos un tiempo para ver si podíamos arreglar la situación. Finalmente así fue.
Unos amigos del trabajo me invitaron una noche a la casa de la novia de uno de ellos y pensé que ir era lo mejor, para salir un poco.
Allí conocí a María, una mujer muy especial, de ademanes muy femeninos y por cierto muy enamorada de mi compañero de trabajo.
El sitio donde uno trabaja muchas veces se convierte en confesionario obligatorio, por no tener con quien hablar y por verse a diario. Así fue como la conversación derivó en hechos y desechos de todos los que estábamos allí presentes. Después de haber manifestado mi situación, me di cuenta de la necesidad de hablar que tenía, de otra forma no lo hubiera hecho entre personas que no conocía. En esa reunión a mi me tocaron los desechos, cuando comente que me iba a separa por un tiempo y a más de un lobo se le vio el colmillo. Pero a la anfitriona le llegó de otra forma mi comentario. Ella lo sintió como un mensaje de auxilio y en verdad lo era, sólo que no me daba cuenta de ello. En un momento, María, me llamo para que fuéramos a la cocina y me dijo:

- Se que no nos conocemos, pero si puedo ayudarte de algo cuanta conmigo. Yo pase hace años por una situación parecida, lastima que los que sufren son los hijos, aunque yo no los tenga.-
- Yo tampoco los tengo… Es más creo que ese es el problema elemental de esta relación.-
- Mira para no entrar en detalles y antes de que alguien venga para aquí con alguna excusa te diré.

Ella se acercó a la puerta para ver si venía alguien, no entendía el porque hasta que habló.

- Tengo una casita muy antigua pero refaccionada, en verdad mas que refaccionada podría decirse conservada, esta en las afueras, si quieres puedes tomarla hasta que veas que harás con tu vida. Hace tiempo que no voy pero esta en condiciones.-
- Yo no puedo aceptar esta propuesta, tú no sabes ni quien soy siquiera.-
- Es verdad, pero eres mujer como yo y vale la pena el riesgo, lo que no vale es que te conviertas en un ser más lastimado de lo que estas .Eso es lo que veo en tus ojos, por algo tienes los parpados tan caídos, yo pensé que era tu rostro, pero en verdad es sufrimiento. Acuérdate de la frase “ los ojos son el espejo del alma”-
-No puedo tomarla, aunque buena falta me hace. Mucho menos de prestado.-
- Hagamos una cosa Carmen, te la alquilo. ¿Te parece buena idea así?-
- Bueno no es tan mala y por otro lado me sentiré mejor. Igualmente déjame pensar y te contestaré.
- Vale, te tomo la palabra.-

Ella me dejo su numero de móvil y yo el mío, nos llamaríamos en la semana o cuando yo me decidiera.
Mi llegada de esa noche a casa fue la gota que renvalsó el vaso. El entro en una crisis y la discusión se desencadenó de forma violenta y terminante. No quiero entrar en detalles, pero él dijo que nunca se iría ya que esa era también su casa.
No se si fue imprudencia o lo correcto pero monté en cólera ante sus gritos y como dominio de una situación ya resuelta le conteste que no se preocupe por eso, que si alguien se iba esa era yo. Así fue como finalizó esa noche.

23 de noviembre de 2008

¿Quién soy?

Me llevó un tiempo, quizás demasiado. Es difícil entender que las cosas se hacen como uno quiere bajo la decisión de uno mismo y sin ayuda de nadie. La contención literaria no es un asunto de familia. Quizá aun no lo he procesado todo. Pero uno no es un ordenador, por lo tanto no puede resetearse cuando quiere. Todo tiene un tiempo bajo el sol. Toda fruta debe madurar para ser comida y eso es lo que me pasó. Debí esperar el tiempo justo para hacer este blog.
Las musas no vienen cuando uno decide y retenerlas es una velocidad que muchas veces la unión entre mente y dedos no coinciden por no obtener una vivacidad justa y armoniosa.
Hay muy poco para contar de mí. Como algunos tengo un fotolog, como tantos tengo un Factbook y como casi todos tengo un e-mail.
Como la mayoría de las mujeres, tengo un marido, dos hijas y ya tengo una nietecita. Dentro mío mis recuerdos y la particularidad de escribir, que no me hace diferente a nadie.
Mi vida esta ubicada en un viajar permanente. Al 23 de noviembre de 2008 puedo decir que llevo recorridos por tierra la suma de 250 mil kilómetros, que empezaron en una SEAT Inca y hoy continúan en una Renault Trafik.
He conocido pueblos con la cantidad de habitantes que puedas pensar. He conocido costumbres, comidas, fauna, flora y sobre todo gentes. La riqueza mayor del individuo, su habla, su tradición.Allí nacen estos escritos simples, como la gente misma. Complejos como el ayer y el hoy donde se enreda el silencio.