La mañana siguiente pase por lo de don Pepe.
- Bueno finalmente aquí estoy, vengo por mi caballero templario.-
- Jajajaja… Perdone pero me causa gracia su expresión. Discúlpeme un instante que me suena el teléfono, ya estoy con usted.
En el tiempo que don Pepe hablaba yo me dedique a ver la tienda. Polvorienta como siempre y con poca luz, sólo le llegaba lo que los vidrio del frente le permitían y solamente en verano. Entre pinturas y estatuillas antiguas, entre lámparas y muebles puedo levantar la vista y ver el cielo raso lleno de arañas de diferentes estilos, algunas ya restauradas. Eso me causo gracias.
Pienso que en un anticuario uno encuentra distintos materiales para alimentar la nostalgia, hasta revistas viejas .Supongo que las antiguas residencias son las que alimentan a estos comercios, cuando los familiares de quienes habitaron esos hogares en el siglo pasado, pasan a dividir posesiones y pertenencias. De alguna manera allí empieza la oferta y la demanda.
Nunca falta la presencia de los cuadros enmarcados y el sentirse perseguida por alguna mirada de un retrato colgado de vaya a saber quien. Será por eso que me detuve frente a uno que no miraba a nadie y así ver yo su perfil. En esos momentos regresó don Pepe.
-¿Parece estar usted embelezada con ese dibujo? Veo que no le quita los ojos. ¿Sabe quien es?-
- No, no tengo ni idea de quien puede ser. Usted sabe que no conozco nada de arte y mucho menos de pinturas.-
- Le diré, se llamaba "Antiquarius" era el sobrenombre de Ciriaco de Ancona que se supone fue el primer indagador de la antigüedad que tuvo la percepción o sagacidad y la conciencia de que los monumentos antiguos debían ser preservados. Fue un criterio muy respetable, también por los humanistas y eruditos de los siglos XVI y XVII para designar al individuo que sentía la "pasión por el mundo clásico y por sus antigüedades". Pero como ya sabrá en la actualidad todo se transformó en un medio de cambio.
Un ejemplo sería… Yo le compro por bajo precio y lo vendo por mayor y más antiguo todavía de lo que es, en algunos casos. No será el mío, pero de esos abunda por todos lados.
¿Bueno, que la había traído por aquí? –
Vine por el caballero templario que veo no lo tiene más. ¿Qué pasó? ¿Lo vendió? –
No tranquila mujer, lo retiré del escaparate porque nadie preguntaba por el. Ya se lo traigo. –
- Dígame don Pepe. ¿Como llegó la estatuilla a sus manos? –
- La trajo una mujer muy vieja. Bueno… No se si era muy vieja o si estaba muy avejentada. Casi no se le entendía lo que decía divagaba en su hablar. Solo se que quería venderla. Me contó algunas cosas que ya no recuerdo bien, de esto hace 5 años. Yo no la exhibía porque estaba arrumbada en los estantes del fondo. Usted sabe como es esto de tener cosas viejas y bien guardadas, es como los libros, uno no sabe que los tiene hasta que un día por error lo encuentra. Eso me pasó a mí con ella. –
- Bueno hoy me la llevo, aquí esta el pago, dígame si esta bien.-
- Claro que si mujer, está bien. “Lo que falta no sobra y lo que sobra no le falta a este trato.”
Fue así como me la llevé esa mañana, estuvo conmigo en la biblioteca en mi box de vestuario y luego la llevé a casa, solo por unos días quedó en la entrada.
Tardes después llamé a María y le dije que aceptaba su propuesta de alquilarle la casa. Ella fue muy concreta y me sito en un bar.
- Mira la casa está en Ripoll y no dice mucho, es pequeña pero es muy cómoda. Era de mis abuelos, ellos vivieron allí hasta que murieron. Luego mi madre la restauró para venderla aunque nunca encontramos comprador, entonces se la alquilo a una mujer que después de mucho vivir en ella se fue de la noche a la mañana sin decir a donde.-
- ¿Por qué no la vendió? –
- Porque es una casa que si tú no tienes coche, no puedes desplazarte a diario. No está en el centro del pueblo más bien en las afueras. Aunque es de fácil acceso, esta bien comunicada con las autovías y las carreteras laterales.
Pero ya sabes como es la gente, pretenden que todo este en el medio del pueblo.-
- Si es verdad. ¿Dime que comodidades tiene?-
- Tiene dos plantas. En la parte de abajo esta la cocina que mira al parque, un baño y un escritorio muy grande, desde donde se ve la entrada y los árboles.
- ¿Tiene muchos árboles? - ¿Son frutales? –
- No, son álamos que plantó mi abuelo y el parque no es tan grande, lo que sucede es que da a la montaña y eso lo hace grande. En la parte de arriba hay dos habitaciones y otro baño, este último fue parte de la remodelación que te mencioné. Si quieres podemos ir a verla el sábado por la mañana.-
- No puedo por la mañana, tendría que ser por la tarde, hay una actividad que se realiza los sábados, pero cuando salgo de la biblioteca no tendría problema -
- Tienes razón, me olvidaba. Dime algo ¿No te parece aburrida la vida trabajando en una biblioteca? –
- No para nada, al contrario. La investigación es algo que siempre me gustó y veo como la gente estudia e investiga. No te creas que solo los chicos lo hacen, por el contrario la gente mayor es la más concurrente.-
- ¡Hum...! No se la verdad no me convence, para mi es como que todo se ve viejo en una biblioteca.-
- Jaja, me río porque tú tienes esa creencia debido a que se supone que siempre todos los libros viejos van a una biblioteca, en la actualidad hay una parte y una parte. Los más viejos y los no tan nuevos…jaja. Las bibliotecas han cambiado su mirar al mundo, hoy son remodeladas con diseños más luminosos y más actuales, para atraer a la gente. Ya pasó la época de la biblioteca oscura, vieja, donde había más polvo que libros.-
- Si creo que tienes razón. Bueno se me hace tarde Carmen, te paso a buscar el sábado por aquí mismo. ¿A que hora te viene bien?-
- A las dos de la tarde es una hora cómoda.-
- Hasta entonces María.-
Durante la semana quise hablar con Marcos, pero era imposible cada vez la situación se ponía peor entre los dos. Siempre salían a relucir las mismas facturas, que yo trabajo mucho, que el no trabaja, que hay que pagar las cosas, que busque otro trabajo más… Siempre la misma cantinela.
Así fue como llegó el sábado y nos encontramos con María y fuimos hasta la casa.
- Olvidé decirte que hay dos perros grandes que por cierto no sabemos de quien son, pero son todo cariño, ya los verás.
En verdad lo eran, no hacían más que saltar de alegría al vernos llegar. Uno de ellos era un labrador y el otro… Bueno el otro no tenía raza.
La casa más que vieja era antigua. En su decoración la madera marcaba una presencia fuerte en ella. María tenía razón, era muy cómoda, me gustaba y la tomaría rentada. La recorrimos toda, desde la puerta de entrada hasta los detalles de las habitaciones. Nos quedamos un momento en el parque mientras comentábamos hechos de sus abuelos. Pero algo me llamó la atención.
- ¿Puede ser que se escuche ruido de agua? –
- Si claro que si, si quieres vamos a ver el río, no esta muy lejos. Es muy lindo -
- Vayamos, me gusta la idea ¿Qué río es? –
- Es el río Freser. Mi abuela me contaba siempre sobre su recorrido… Era como mi lección de geografía y de matemáticas los fines de semana –
- De geografía puedo entenderlo pero… ¿De matemáticas? ¿Que te decía? –
- Primero que era un río de la provincia de Gerona, lo que no era novedad. Me contaba que nacía en el Pirineo, en Puig de Bastinemts a una altura de 2780 metros y que tenía una extensión de treinta kilómetros de largo. La clase de matemáticas empezaba cuando muy sutilmente ella hacia una ligera comparación de las escalas métricas -
- No te puedo creer –
- Mi abuela se preguntaba y sola se respondía. “¿Cuántos metros hay en 30 Km? ¿Cuántos metros, milímetros y cuantas millas?” Te imaginas que sea la edad que sea, uno tiene que tener muy frescas las escalas en la cabeza, lo cual no solo no las tenía yo en esa época, sino que como adolescente ya me había aburrido todo cuanto me contara. Las cosas cambiaron cuando ella murió. Es el día de hoy que me acuerdo de cada respuesta. “En 30km. hay 30 mil metros, 30 millones de milímetros y casi 18 millas” –
- ¿Qué más sabes del río?-
- Pues nada más que eso. ¡Ah! Me olvidaba, que es un afluente del río Ter.
- Jajaja, me río porque todos tenemos recuerdos de los abuelos, pero la tuya era genial –
- ¿Genial? Terrible diría yo. Era toda una maestra sin serlo –
- Dime ¿Qué sabes de la biblioteca del pueblo?-
- Nada, solo que aquí se llama “Centre de Lectura del Freser” No creas que es muy grande, no tiene comparación con la biblioteca donde trabajas –
- Me lo imagino –
-¿Cómo harás ahora para trabajar? No podrás viajar a diario hasta Barcelona –
- Es verdad, pero tomar estas vacaciones atrasadas me servirá para buscar algo relacionado al tema –
- Aquí no hay mucho para elegir. Puedes ir cuando te mudes a la calle Mayor, donde esta el centro y averiguar –
-Si de hecho lo haré –
La conversación y la caminata fueron muy saludables. Era un lugar solitario y tranquilo lo que sin dudas necesitaba para calmar tantas tormentas. Mientras recorría la casa pensé que tomarme unas vacaciones no me vendría mal, hacía dos años que no disfrutaba de ellas. Por tanto así fue como tome la decisión de mudarme.
Maria llevó una carpeta en el que estaba el contrato de alquiler, saco un bolígrafo que firmamos de mutuo acuerdo las dos y volvimos a la ciudad pero yo, ya empezaría a gestar una vacaciones.
Esa misma tarde me invitó a una cena entre amigas en un casal de la zona, de modo que llegue a casa, me duche, me vestí mejor que la vez anterior y me fui a la cena.
Eran 10 mujeres en total incluyéndonos, no se celebraba nada era una reunión como otras. Fue increíble compartir opiniones y consejos, no podían faltar las legendas de pueblo o las historias, ya que todas veníamos de uno diferente. El relato mas comentado fue la de un militar… De la guardia de no se donde, porque este tema ya se había hablado en reuniones anteriores y todas estaban muy enteradas. Es más una estaba muy enfatizada con él ya que era de su pueblo, de Peralada. No hay duda que un alo de misterio me encerró ya que yo no conocía a nadie en esa reunión y me parecía mentira ver tantas mujeres juntas hablando de una historia ya pasada. Entre palabra y palabra me fui dando cuenta de los detalles y de su nombre.
Este tipo de reunión la hacían una vez al mes, entre amigas, como una costumbre que de años venía sucediéndose. Según tuve entendido, algunas ya no venían más y otras se fueron sumando de la misma forma que hoy lo hago yo.
Era un nivel interesante de personas, ninguna de ellas aparentaba ser una mujer sin cultura. Por el contrario, entre comentarios y comentarios de sus viajes, todas habían tenido medianamente la posibilidad de ver el mundo desde distintos ángulos.
Las acotaciones históricas del personaje en cuestión, hizo que mi curiosidad se despertara, por lo cual al día siguiente consulté en la biblioteca, para saber bien quien era. La historia de este hombre me robó por sus hazañas y sus relatos concretos lejos de toda carga retórica. Una crónica muy difícil, escrita en catalán antiguo, lo que no era fácil traducir. Una y otra vez, cada vez más, sin saber pero sabiendo, ingresaba yo en esa historia. Supe en pocos días que había dejado de ser un comentario y nada más, era una intriga por descubrir.
Las tardes empezaban a ser mías, si bien aun vivía en Barcelona junto con Marcos, ya estaba haciendo mis maletas para irme de esa casa.